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Observar las estrellas y construir puentes

En el 13º Festival Internacional de Cine Evolution Mallorca

Mallorca, alfombra roja y una cálida noche de otoño: así comenzó mi experiencia en el 13.º Festival Internacional de Cine Evolution Mallorca. El Teatre Principal se llenó de flashes, murmullos y emoción. Actores y cineastas desfilaron bajo la mirada de los fotógrafos mientras el público se acomodaba para lo que prometía ser una edición memorable: 144 películas de 33 países, incluyendo una cuidada selección infantil. «El cine es el lenguaje universal que nos conecta a todos», recordaron los presentadores sobre el escenario.

Por Lucy Hawkins

1/11/24

Mallorca, alfombra roja y una cálida noche de otoño: así comenzó mi experiencia en el 13.º Festival Internacional de Cine Evolution Mallorca. El Teatre Principal se llenó de flashes, murmullos y emoción. Actores y cineastas desfilaron bajo la mirada de los fotógrafos mientras el público se acomodaba para lo que prometía ser una edición memorable: 144 películas de 33 países, incluyendo una cuidada selección infantil. «El cine es el lenguaje universal que nos conecta a todos», recordaron los presentadores sobre el escenario.


La directora del festival, Sandra Seeling Lipski, dio la bienvenida con un discurso sincero. Admitió que temió que la mala suerte arruinara esta edición: la icónica Annette Bening no pudo recoger su premio y las inundaciones en Valencia habían teñido de incertidumbre el ambiente. Pero la pasión y el trabajo de su equipo hicieron posible que, un año más, este puente entre culturas se levantara con más fuerza que nunca.


La película inaugural fue La Cocina, del mexicano Alonso Ruizpalacios, un retrato frenético de los trabajadores —la mayoría migrantes sin papeles— de un restaurante ficticio en Times Square. Filmada en blanco y negro, con una energía casi sofocante, la historia te atrapa como si estuvieras en la sala de máquinas de un submarino: ruidos, discusiones, calor, secretos. Rooney Mara brilla en un papel crudo, tan potente que todavía pienso en su escena más desgarradora y en su relación, magnética y tóxica, con Raúl Briones.


A la mañana siguiente, cambié la butaca por la terraza del Hotel Portixol para escuchar a Anthony Dod Mantle, uno de los directores de fotografía más influyentes de nuestro tiempo. Ganó el Óscar por Slumdog Millionaire y ha trabajado con nombres como Lars Von Trier, Oliver Stone y Danny Boyle. Hoy, a sus 68 años, sigue explorando los límites del cine: acaba de rodar 28 Años Después, la esperada secuela de 28 Días Después, usando nada menos que un iPhone 15.

«Probé otros teléfonos, pero este funcionó mejor», contó divertido. «Mi trabajo es adaptarme a la cámara. La producción pensó que sería más fácil y barato... pero pasé seis meses en una habitación oscura descifrando cómo rodar una película entera con un móvil».


Anthony tiene claro que en su oficio hay dos tipos de directores de fotografía: «Los que viven con miedo y los que exploran la vida. Yo quiero ser de los segundos». Confesó que nunca imaginó este camino. «De niño nos mudábamos mucho, cada casa era una habitación vacía. Aprendí a llenarla con mi imaginación. Hoy hago lo mismo: tomo un espacio, lo lleno de luz, de personas y de historias».


Habló de su relación con grandes directores: «Von Trier te lleva de la mano al peor lugar del mundo. Oliver Stone me mira como diciendo: ‘¿De qué demonios hablas?’. Pero es fundamental resolver la relación director-director de foto. Si hay tensión, todos la sienten. Y el cine es, ante todo, trabajo en equipo y magia en el set».

En el 13º Festival Internacional de Cine Evolution Mallorca

Mallorca, alfombra roja y una cálida noche de otoño: así comenzó mi experiencia en el 13.º Festival Internacional de Cine Evolution Mallorca. El Teatre Principal se llenó de flashes, murmullos y emoción. Actores y cineastas desfilaron bajo la mirada de los fotógrafos mientras el público se acomodaba para lo que prometía ser una edición memorable: 144 películas de 33 países, incluyendo una cuidada selección infantil. «El cine es el lenguaje universal que nos conecta a todos», recordaron los presentadores sobre el escenario.

Dos días después, volví al Portixol para encontrarme con Asif Kapadia, director de documentales icónicos como Senna, Amy y Diego Maradona. Regresó al festival para presentar 2073, un documental de ciencia ficción que se siente dolorosamente real: un retrato de un futuro distópico que alerta sobre la destrucción de nuestra democracia y el medio ambiente.


“Quise hacer esta película para dar sentido a todo lo que enfrentamos”, explicó Asif, aún impactado por los estragos del clima en Valencia. “No es solo un país o un problema local. Es todo, en todas partes, al mismo tiempo. Las temperaturas suben cada año, las tormentas se vuelven más extremas, la vigilancia crece y la libertad de prensa se reduce. Y mientras tanto, los que están arriba construyen naves para escapar a otro planeta”.


En 2073, la distopía no necesita efectos especiales. “Las imágenes de cielos rojos que se ven en la película son reales. Así luce San Francisco cuando el sol desaparece tras una tormenta de polvo”.


Kapadia se mueve siempre entre géneros. “Senna era una película de acción, Amy era un musical, Maradona es casi un filme de gánsteres. Con 2073 quería jugar con la literatura distópica: ¿podía hacer un documental que pareciera ciencia ficción? Todas las referencias visuales son reales. Eso es lo más inquietante”.

Su inquietud se extiende a la vida diaria: “En la escuela de mis hijos, para almorzar tienen que dar sus huellas dactilares. Hay farmacias que te vigilan con cámaras mientras te cobras tú mismo. ¿A dónde va toda esa información? Sin darnos cuenta, aceptamos este futuro”.


Lo que siempre le ha interesado, dice, son los personajes rebeldes: “Senna no fue el que más campeonatos ganó. Amy fue etiquetada como una chica problemática. Maradona provenía de la nada. Me gustan porque pelean contra el sistema, con todas sus contradicciones”.


Antes de despedirnos, Asif me cuenta que sueña con rodar un western, una película en Latinoamérica, una historia en la India, tal vez un filme de samuráis en Japón. Su curiosidad no tiene fronteras.


Me despido de él pensando en lo que dijo Sandra en la gala inaugural: que el cine es un lenguaje sin pasaporte. Y así, entre estrellas y conversaciones que cruzan océanos, el Festival Evolution Mallorca vuelve a recordarnos que, aunque el mundo esté lleno de muros, siempre habrá una pantalla encendida para tender puentes.


 www.evolutionfilmfestival.com

Dos días después, volví al Portixol para encontrarme con Asif Kapadia, director de documentales icónicos como Senna, Amy y Diego Maradona. Regresó al festival para presentar 2073, un documental de ciencia ficción que se siente dolorosamente real: un retrato de un futuro distópico que alerta sobre la destrucción de nuestra democracia y el medio ambiente.


“Quise hacer esta película para dar sentido a todo lo que enfrentamos”, explicó Asif, aún impactado por los estragos del clima en Valencia. “No es solo un país o un problema local. Es todo, en todas partes, al mismo tiempo. Las temperaturas suben cada año, las tormentas se vuelven más extremas, la vigilancia crece y la libertad de prensa se reduce. Y mientras tanto, los que están arriba construyen naves para escapar a otro planeta”.


En 2073, la distopía no necesita efectos especiales. “Las imágenes de cielos rojos que se ven en la película son reales. Así luce San Francisco cuando el sol desaparece tras una tormenta de polvo”.


Kapadia se mueve siempre entre géneros. “Senna era una película de acción, Amy era un musical, Maradona es casi un filme de gánsteres. Con 2073 quería jugar con la literatura distópica: ¿podía hacer un documental que pareciera ciencia ficción? Todas las referencias visuales son reales. Eso es lo más inquietante”.

Su inquietud se extiende a la vida diaria: “En la escuela de mis hijos, para almorzar tienen que dar sus huellas dactilares. Hay farmacias que te vigilan con cámaras mientras te cobras tú mismo. ¿A dónde va toda esa información? Sin darnos cuenta, aceptamos este futuro”.


Lo que siempre le ha interesado, dice, son los personajes rebeldes: “Senna no fue el que más campeonatos ganó. Amy fue etiquetada como una chica problemática. Maradona provenía de la nada. Me gustan porque pelean contra el sistema, con todas sus contradicciones”.


Antes de despedirnos, Asif me cuenta que sueña con rodar un western, una película en Latinoamérica, una historia en la India, tal vez un filme de samuráis en Japón. Su curiosidad no tiene fronteras.


Me despido de él pensando en lo que dijo Sandra en la gala inaugural: que el cine es un lenguaje sin pasaporte. Y así, entre estrellas y conversaciones que cruzan océanos, el Festival Evolution Mallorca vuelve a recordarnos que, aunque el mundo esté lleno de muros, siempre habrá una pantalla encendida para tender puentes.


 www.evolutionfilmfestival.com

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