
Sant Antoni, Sa Pobla y más allá
16 y 17 de enero de 2026
Durante dos noches de invierno, Mallorca se transforma. El frío cede ante las brasas, los demonios bailan, las hogueras rugen y los pueblos enteros cantan, asan y bendicen a sus animales en honor a Sant Antoni Abat, patrón de los animales. En el corazón de todo está Sa Pobla, epicentro de una devoción que combina fuego, música y fe como en ningún otro rincón de la isla.
El alma ardiente de Sa Pobla
El vínculo de Sa Pobla con Sant Antoni se remonta a siglos atrás: ya en 1365 se documentan festejos en honor al santo. En una tierra agrícola, Sant Antoni fue durante siglos el protector de los animales de trabajo, indispensables para la vida rural.
Hoy, ese legado pervive convertido en un espectáculo total. El pueblo despliega el programa más elaborado de la isla: dimonis (demonios), foguerons (hogueras), gloses improvisadas, fuegos coreografiados y un piromusical que ilumina la plaza mayor ante miles de personas.
Más que una fiesta, es una afirmación de identidad. Sa Pobla conserva su raíz agrícola y la proyecta al mundo a través del fuego: cada enero, la devoción se hace danza, humo y comunidad.
Fuego y fe: una historia mallorquina
La celebración de Sant Antoni se extiende por toda Mallorca los días 16 y 17 de enero, heredera de antiguos ritos medievales que pedían buenas cosechas y protección del ganado.
Con el tiempo, el fervor religioso se entrelazó con la tradición popular: misas, Beneïdes (bendiciones de animales) y la representación de Sant Antoni resistiendo las tentaciones infernales, mientras los dimonis —enmascarados y chispeantes— recorren las calles con fuego y tambor.
El sonido de fondo es inconfundible: ximbombes (tambores de fricción), xeremiers (gaiteros) y glosadors que se retan en versos improvisados bajo la luz temblorosa de las hogueras.
Sant Antoni 2026: qué esperar
En 2026, la Verbena (víspera) caerá en viernes 16 de enero, y el día de Sant Antoni en sábado 17: una coincidencia que promete celebraciones aún más multitudinarias en toda la isla.
Viernes 16 de enero – Verbena de Sant Antoni
- Hogueras y parrilladas: En Sa Pobla, Manacor, Artà, Pollença, Muro, Palma y muchos otros pueblos, los vecinos se reúnen en torno a los foguerons para asar sobrasada, cantar gloses y tocar ximbombes.
- Salida de los dimonis: Las comparsas oficiales de demonios recorren las calles en danzas de fuego. En algunos municipios hay correfocs y piromusicales; el de Sa Pobla, el más espectacular, convierte la noche en un mar de chispas.
Sábado 17 de enero – Día de Sant Antoni
- Beneïdes (bendiciones de animales): Tras la misa, caballos, perros, burros y gatos desfilan para recibir agua bendita. Las más concurridas se celebran en Muro y Palma, frente a la Catedral, pero cada pueblo tiene su propia versión.
Tradiciones destacadas por municipio:
- Pollença – Pujada al Pi: Vecinos transportan un enorme tronco de pino desde Ternelles hasta la Plaça Vella, lo enjabonan y lo levantan para que los más valientes intenten treparlo.
- Artà – Ball dels Dimonis: Todo el pueblo se convierte en escenario; los vecinos visten de blanco con pañuelos rojos y bailan al ritmo de tambores y cencerros.
- Manacor – Baile de dimonis con xeremiers: Gaitas, tambores y demonios animan el centro histórico.
- Capdepera y Cala Rajada – Espectáculo de diablos: Múltiples comparsas con máscaras propias celebran dos fines de semana consecutivos.
Cómo vivir Sant Antoni como un local
- Comer junto al fuego: Únete a los vecinos alrededor del fogueró para asar sobrasada y pan. En muchos pueblos se venden paquetes con todo lo necesario para participar.
- Escuchar los sonidos del alma mallorquina: Aprende a reconocer las ximbombes, las gloses y los xeremiers.
- Participar con precaución: En los correfocs, viste ropa de algodón, evita materiales sintéticos, cubre brazos y cabello, y usa calzado cerrado. Los municipios suelen publicar normas básicas de seguridad en sus webs.
El espíritu del fuego
Sant Antoni no es solo una fiesta: es un rito de agradecimiento. Una celebración invernal que honra a los animales que ayudaron a labrar la tierra y a quienes hoy nos acompañan en casa.
Las hogueras representan la luz que regresa tras el solsticio, el fuego que une a las comunidades cuando el invierno arrecia.
Y en Sa Pobla, donde la tradición se convierte en arte y la devoción en espectáculo, el fuego sigue siendo una promesa encendida cada enero: la de no olvidar quiénes somos ni de dónde venimos.


