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Cala d’Or, Mallorca

Guía de Cala d’Or, Mallorca

Por Claire Miller

23/7/25

Cala d’Or, que en catalán significa “Bahía Dorada”, es una joya situada en la costa sureste de Mallorca. Famosa por su arquitectura encalada, sus encantadoras calas rodeadas de pinos y su ambiente relajado, este lugar pasó de ser un pequeño pueblo de pescadores a convertirse en uno de los destinos más queridos de la isla. Ya sea que busques playas tranquilas, actividades en familia o una animada vida nocturna, Cala d’Or tiene algo para todos.

Dónde está y qué la hace especial

Cala d’Or pertenece al municipio de Santanyí y se encuentra a unos 60 kilómetros del aeropuerto de Palma de Mallorca, aproximadamente a una hora en coche atravesando el pintoresco interior de la isla. No se trata de una única playa, sino de una costa salpicada de pequeñas calas protegidas —las famosas “calas”— como Cala Gran, Cala Esmeralda, Cala Ferrera, Cala Serena, Caló d’es Pou y Cala Egos. Todas son conocidas por su arena dorada y aguas turquesas, tranquilas y poco profundas, perfectas para nadar y hacer snorkel.

Su estilo arquitectónico, inspirado en la Ibiza de los años 30 gracias a la visión del artista y arquitecto Josep Costa Ferrer, combina casas bajas y blancas que realzan el ambiente luminoso y fresco del lugar. Este encanto mediterráneo, sencillo y elegante, sigue siendo una de las señas de identidad de Cala d’Or.

Un vistazo a su historia

Antes de convertirse en un destino turístico, Cala d’Or era una costa virgen rodeada de pinares. Fue en la década de 1930 cuando Josep Costa Ferrer y otros pioneros imaginaron aquí un elegante complejo vacacional que respetara el entorno natural. Década tras década, el lugar creció manteniendo siempre un perfil más relajado que otras zonas turísticas de la isla.

Un testimonio de su pasado es Es Fortí, una fortaleza del siglo XVIII construida para protegerse de los piratas. Hoy es un mirador tranquilo con vistas espectaculares al mar y la costa.

Qué hacer y qué ver

Las calas son, sin duda, el principal atractivo. Cala Gran es la más grande y concurrida, con tumbonas, sombrillas y bares de playa. Otras más pequeñas, como Cala Serena o Cala Esmeralda, ofrecen un ambiente más íntimo y la misma calma de sus aguas cristalinas, ideales para familias con niños.

A pocos minutos en coche se encuentra el Parque Natural de Mondragó, una de las joyas naturales de Mallorca. Sus rutas de senderismo atraviesan pinares, playas escondidas como S’Amarador y Cala Mondragó, y humedales donde se pueden avistar aves. Es un lugar perfecto para caminar, hacer picnic o bucear.

El puerto deportivo de Cala d’Or es otro punto imprescindible. Entre palmeras y elegantes yates se alinean restaurantes y bares donde se puede cenar frente al mar, alquilar un catamarán para explorar la costa o simplemente tomar una copa viendo el atardecer.

Si te apetece algo de aventura, hay opciones para todos los gustos: alquilar kayaks o tablas de paddle surf, hacer snorkel entre cuevas marinas, subir a un barco con fondo de cristal o incluso pilotar tu propia embarcación (algunas no requieren licencia).

Las familias encontrarán opciones como Fantasy Park y Happy Park, con minigolf, colchonetas y karts. Además, durante el verano funciona un simpático tren turístico que conecta las playas con el puerto deportivo, añadiendo un toque pintoresco a la experiencia.

Para descubrir algo de historia y disfrutar de vistas espectaculares, merece la pena hacer una excursión al Santuario de Sant Salvador, un monasterio del siglo XIV en lo alto de una colina cerca de Felanitx. Otra visita interesante es el Castillo de Santueri, una fortaleza medieval de origen romano que domina la costa desde lo alto.

Festivales y ambiente local

Cala d’Or también tiene una agenda cultural animada. Uno de sus eventos más destacados es el Festival Internacional de Jazz, que se celebra a principios de mayo y atrae a músicos y aficionados de todo el mundo desde los años 90. En agosto, se vive la fiesta local con música tradicional, bailes, desfiles y gastronomía típica. Además, en verano, el puerto deportivo suele acoger mercadillos, conciertos y pequeños espectáculos, creando un ambiente alegre y festivo.

Cuándo ir

La mejor época para visitar Cala d’Or es entre finales de primavera y principios de otoño. Durante estos meses el clima es cálido y soleado, pero sin las multitudes del verano. Julio y agosto son los meses más concurridos, sobre todo en las playas, aunque para muchos visitantes ese ambiente animado es parte del encanto.

 

Cala d’Or combina calas de postal, un ambiente tranquilo, buena gastronomía, historia y un toque de vida nocturna. Es un rincón perfecto para descansar, explorar la naturaleza, descubrir la historia local o simplemente disfrutar de una cena frente al mar. Sea cual sea tu plan, Cala d’Or promete una escapada mediterránea inolvidable.

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